LA CULTURA YASÍSTICA O TODO AHORA

Relacionando nuestra vida con las inquietudes botánicas podríamos preguntarnos ¿cuánto puede sostenerse en pie un árbol sin raíces? Apenas hasta el primer viento fuerte. ¿Qué es un árbol sin follaje? Un tronco estéril.

Pensemos el tronco como si fuera el presente, las raíces como el pasado y la copa como el futuro.

Sin pasado el presente es vulnerable, apenas se sostiene.

Sin futuro no hay proyección, no existe.

El presente que hoy vivimos, tan fugaz, sería como un árbol sin raíces y sin fronda, infecundo, no deja huella.

Esto tiene un nombre AHORISMO. Vivimos la cultura de lo inmediato, lo quiero todo y lo quiero ya, aunque no tenga claro para qué, aunque no importe de dónde viene.

El sociólogo Zygmunt Bauman estudió profundamente esta adicción a la fugacidad, esta incapacidad de dar contención y proyección a los procesos, a los vínculos y a los propósitos, Lo definió como VIDA LÍQUIDA.

En esta cultura no existe la pausa, no hay momentos de reflexión y de autopercepción. El bullicio es constante y llega en forma de mensajes, redes sociales, series en streaming, reemplazando el silencio interior.

Los contactos son muchos y superficiales, no hay paciencia para los procesos. El proyecto de vida según el sociólogo mencionado ha sido reemplazado por un veleta que gira y cambia de orientación según las tendencias.

En esta cultura ahorista no se agradecen ni comprenden legados ni se generan herencias y esto lleva implícito el riesgo de convertirse en tronco sin raíces ni follajes.

“Vivamos el presente, como fruto del pasado y semilla del futuro”.

Sergio Sinay