Los buenos valores

Para “construirnos” como personas necesitamos los legados de nuestra familia y los elementos que aportamos de nuestro propio vivir pero es fundamental la escala de valores con que encaramos la vida.

Las normas éticas no están escritas en el código civil, sin embargo cuando las traicionamos nos estamos traicionando a nosotros mismos, perjudicamos nuestra calidad de vida y no podemos constituirnos en referentes de nuestros hijos.

Los códigos éticos se “maman”   desde la niñez, forman parte de nuestra identidad y son factores indisolubles.

Ser honestos, solidarios, cultivar la amistad, cumplir con la palabra empeñada… son códigos éticos a los que respondemos sin que nos obliguen.

Sin embargo, en un mundo materialista, consumista, suelen quebrarse esos códigos porque aparecen los típicos “ganadores”, “oportunistas”, que construyen su tiempo derribando códigos.

Aunque nos veamos tentados a subirnos a esa corriente triunfalista, es preciso tener presente que la realización personal en base a la traición de ideales o valores, puede producir bienestar pasajero pero no felicidad.

Podemos tener en cuenta que:

  • La seguridad de actuar de acuerdo a nuestros valores nos otorga fortaleza, paz y seguridad.
  • Cuando la vida nos enfrenta a situaciones complejas, los valores pueden ser un buen refugio.
  • La honestidad es fundamental. No solo se circunscribe a ser sinceros, actuar de buena fe. La mayor honestidad es ser honesto con nosotros mismos.

En síntesis  “Podemos alcanzar nuestras metas, jugando limpio, sin dañar y sin traicionar”.

 

 

Bibliografía sugerida

– Como superar los miedos y ser feliz de Beatriz Goldberg