¿ QUÉ OPINA LA CIENCIA?

Mucho se viene discutiendo acerca de la escala de calificaciones que ya rige para el nivel primario. No emplear el 1-2-3- ya que según la fundamentación de quienes impulsaron el cambio podría resultar frustrante para los alumnos.
Los expertos en aspectos neurocognitivos del aprendizaje destacan que el cerebro “ crece cuando se esfuerza”. Ningún sistema es de por sí malo. El problema es cuando la letra o el número empleados en la calificación se convierten en sinónimo de “sos un burro”.
Lo importante es crear un ambiente de aprendizaje que promueva el deseo de aprender y de mejorar. A los chicos les gusta ver los progresos y saber qué se espera de él. La noción de logro es muy importante y diferenciar las calificaciones conceptuales o numéricas con amplitud permitirían ver esto.
Si hubiera dificultades habría que plantearse por qué el chico no aprende. Según investigadores de la Fundación Ineco, ese niño no es una fruta que madura sola. Hay que darle los estímulos necesarios para que aprenda y esto compete tanto a la familia como a la escuela.
A los chicos hay que enseñarles a esforzarse para lograr lo que quieren inclusive aquello que no les guste tanto. La formación de hábitos de esta naturaleza ayudará a esos sujetos a tener un mejor desempeño en la vida adulta y todos debemos contribuir con criterio para que esto suceda.